“Algo está pasando aquí”, advierte con tono pausado, y a la vez preocupado, el padre Arnulfo Mina Garcés, vicario general de la Diócesis de Tumaco, ante la elevada cifra de homicidios en esa ciudad del departamento de Nariño.
Padre Arnulfo Mina, vicario de la Diócesis de Tumaco. foto EL TIEMPO |
Aunque un
informe elaborado por la Pastoral Social de la Diócesis de Tumaco muestra una
disminución de 27 homicidios entre enero y noviembre de este año –132–
comparado con similar periodo del año pasado, sigue siendo una cifra
preocupante.
El documento
también da cuenta de que desde septiembre pasado, en el tramo comprendido entre
los kilómetros 85 y 101 de la vía Tumaco-Pasto aparecieron avisos del Ejército
de Liberación Nacional (Eln) en viviendas y en otras aparecen letreros con la
frase ‘ojo con los sapos’.
La iglesia
Católica señala que los cultivos de coca alcanzan las 16.990 hectáreas, con un
incremento del 18 por ciento, mientras que también aumenta el consumo de
sustancias psicoativas entre los jóvenes.
Oriundo de
Puerto Merizalde (Valle del Cauca), este sacerdote que llegó a Tumaco hace 30
años, donde es vicario general de esta Diócesis hace seis, considera que el
gran flagelo que alimenta la violencia –la corrupción y descomposición social
en este municipio del litoral Pacífico de Nariño, con más de 200.000
habitantes– tiene nombre propio: narcotráfico.
La Diócesis
reveló que hasta noviembre del presente año se habían registrado 132 asesinatos.
¿Qué tan elevada es la cifra?
Sí, es una
cifra bastante elevada y preocupante a la vez, pero es la verdad.
¿Qué factores
pueden estar influyendo?
Gracias a Dios,
con los diálogos de paz en La Habana entre las Farc y el Gobierno, el accionar
bélico de ese grupo armado realmente ha cesado. Pero tenemos muchas sospechas
de que los territorios que ellos dejaron sean ocupados por otros grupos al
margen de la ley. ¿Cuáles? Las autoridades deben investigar, ¿que están
llegando a la zona?... Sí, están llegando. Pero nosotros como iglesia todavía
no podríamos señalar que sea este o este otro grupo; incluso, en este momento
acabo en mi parroquia de presidir dos exequias de personas por muertes
violentas, entonces algo está pasando.
¿Y qué
consecuencias originaría ese cambio en la posesión de los territorios?
Vamos a seguir
teniendo muchos muertos y tal vez la violencia se incrementaría más, pero
llegarían grupos que no sabemos quiénes son o cuál es su ideología; lo que se
nos viene, si no hay un control estatal, lamentablemente, va a dejar más
muertos.
¿La Fuerza
Pública y el Gobierno se han quedado cortos frente a sus responsabilidades?
Yo no demerito
el trabajo que está haciendo el Estado, pero realmente los resultados esperados
no se están viendo; por lo menos en este momento. Si bien es cierto que se ha
incautado mucha droga, las muertes selectivas siguen; en la madrugada del
pasado martes hubo un atentado contra una discoteca, entonces eso quiere decir
que el narcotráfico continúa permeando y causando sus estragos.
¿No resulta
irónico que mientras en el resto del país se habla de paz, en Tumaco se siga
hablando de guerra?
Sí, eso es
bastante irónico, nos preocupa mucho y nos avergüenza. Hemos tenido un descanso
en cuanto a que ya no se escuchan esas bombas y explosiones de las Farc, pero
siguen las muertes selectivas. Intuyo que la madre de todo esto es el
narcotráfico.
¿Cómo
garantizar una paz estable y duradera?
Soy optimista a
pesar de lo que vivimos. Ojalá se generen fuentes de empleo y exista un plan
muy bien trazado por las mismas comunidades de sustitución de cultivos
ilícitos; eso puede dar resultados. De lo contrario, lo que se viene va a ser
peor.
¿En qué más se
debe invertir?
La inversión
debe darse también en el sector de la salud. Tenemos un hospital de pésima
calidad que tiene una planta física muy bonita, y a los médicos no les pagan
hace varios meses. También en centros de acopio de cultivos tradicionales,
donde a los campesinos les compren sus productos con valores justos y se les
garantice su comercialización, además de darle un valor agregado para fomentar
el empleo.
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