viernes, 25 de mayo de 2012

El derecho al agua no es suficiente



J.Converset y J. P. Pezzi

El tema en recientes discusiones y tratados que son negociados en Europa y en los Estados Unidos, se centran en la cuestión de si el agua es un bien esencial público que debe ser administrado para el beneficio de toda la población o si el agua debería administrarse en forma privada con fines de lucro como una mercancía más.
 
Maboma (RDC). Pigmea en su fuente de agua

Algunos hechos importantes están ausentes en estas discusiones. Franciscans International (FI) y WaterLex (WL) han preparado un folleto, El Derecho al Agua y el Saneamiento, una guía práctica para atender estos problemas así como el dar a conocer a la gente sus derechos y tomar acciones.

El punto inicial, con frecuencia olvidado en esta discusión, es que ahora 885 millones de personas carecen de agua potable y consecuentemente 2 millones de niños mueren cada año por enfermedades transmitidas por el agua y por deshidratación.

Mientras en Europa y en Estados Unidos la sociedad acertadamente lucha para mantener el manejo publico del agua como un bien común y publico, en países pobres la gente está muriendo por falta de agua potable.

El agua contaminada no es la mayor preocupación de los países desarrollados pero es una grave amenaza para la vida en los países pobres. La falta de sanidad básica es aun peor. A nivel mundial 2.6 millones de personas no tiene acceso a un adecuado saneamiento y, consecuentemente, se abastecen de agua contaminada.

Reconociendo que sin agua potable ningún ser humanos puede sobrevivir, las Naciones Unidas han pedido a los gobiernos asegurar que cada persona tenga al menos 20 litros de agua limpia por día: “agua potable y segura para tomar y saneamiento son derechos humanos, esenciales para disfrutar completamente la vida y otros derechos humanos” (Declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas Julio 28 2010).

Necesidad de políticas concretas para que el derecho al agua sea efectivo

El Comité de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas (UN-CESCR) va mas allá, explica: “El derecho humano al agua es indispensable que para llevar una vida humana digna”. Este es un prerrequisito para la realización de otros derechos humanos. El comité ha sido confrontado continuamente con la negación generalizada del derecho al agua tanto en países en vía de desarrollo como en países desarrollados. Más de un billón de personas carecen de acceso a un abastecimiento básico de agua, mientras muchos billones no tienen acceso a un saneamiento adecuado, la cual es la primera causa de contaminación del agua y de enfermedades causadas por el agua. La continua contaminación, el agotamiento y la desigual en la distribución del agua van agravando la pobreza existente. Los estados deberían adoptar medidas efectivas que viabilicen, sin discriminación, el derecho al agua, así como se establece en este comentario general“ (Comentario General No. 15 en el Derecho al Agua).

No es suficiente declarar que el agua es un bien público y un derecho humano básico. El derecho al agua ha debido ser respaldado a través de regulaciones concretas para la vida diaria. “La guía práctica” de Franciscans International (FI) y WaterLex (WL) muestra cómo las soluciones sostenibles para garantizar el agua y el saneamiento en comunidades pobres de los sectores rural y urbano reducirán la pobreza y crearan esperanza de una vida mejor.

La falta de agua potable afecta los medios de subsistencia y tiene un impacto negativo en la economía del hogar.

El pobre del sector urbano y el que vive en tugurios alrededor del mundo paga 5 a 10 veces más de lo que otros pagan por el agua; los hace aún más pobres forzándolos a usar agua contaminada. Ellos están expuestos a enfermedades que se pueden prevenir y por tanto están imposibilitados para mejorar sus vidas. Adicionalmente, la falta de agua potable y el saneamiento básico hace que los niños enfermen, les impide ir a la escuela y a sus padres ir a trabajar.

Crear acceso al agua y al saneamiento es un primer paso hacia el establecimiento de una vida normal, donde los derechos a la educación y a la salud están asegurados. En muchas partes de Africa, Asia y Latinoamérica, un mejor acceso al agua liberaría a mujeres y niñas del tiempo que gastan en obtener agua, lo podrían utilizar en educación o en otras actividades productivas. Finalmente, es evidente que el acceso al agua puede mejorar la agricultura familiar e incrementar las cosechas de los alimentos y así los ingresos del hogar.

El agua como un recurso limitado

Las primeras palabras del 15° Comentario UN-CESCR a menudo se pasan por alto. “El agua es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la vida y la salud”. El agua es para cuidarla, no sólo porque es un recurso esencial para la vida y su desarrollo básico, sino también porque, como bien limitado, debería ser preservado de contaminación, polución y codicia humana para el beneficio de toda la gente de hoy y de las futuras generaciones.

La “Guía practica” toma la espiritualidad franciscana y nos recuerda que “el derecho al agua es ciertamente importante, pero al mismo tiempo ¡necesitamos respetar también los derechos del agua!” Respeto y amor al agua están basados en la conciencia de que “en la naturaleza todo está conectado e interrelacionado” y el agua “parece ser el elemento que conecta a todas la criaturas” ya que el agua “está en todas las formas de vida”. Tenemos el derecho de llamar a los gobiernos a que pongan atención en este tema, pero cada uno tiene que hacer su parte también: deteniendo la degradación, la polución y el desperdicio del agua. Este hecho es la manera como demostramos el respeto a la vida. Necesitamos poner atención a nuestras acciones diarias para garantizar la vida hoy y mañana. Las palabras clave son compartir responsabilidades.

Nos oponemos a la transformación del agua como producto de consumo, no sólo porque es un precioso y limitado bien común, sino también porque respetamos todas las expresiones de vida como regalo de Dios. Más aun, si hacemos un llamado a garantizar el acceso al agua y a luchar por la protección de los recursos hídricos, es porque queremos un mundo más justo y pacifico, donde la división entre ricos y pobres sea superada, empezando por el más vital y básico derecho que tiene el humano: al agua. La “Guía Práctica” nos recuerda que el significado de la vida “no es crear riquezas, pero sí fraternidad, estando unidos y siendo compasivos con todas las creaturas”. Entonces, “la creación entera se convertirá en familia”.

El propósito de la guía práctica no sólo llama a tomar conciencia sobre el derecho al agua y al saneamiento, sino también a proveer herramientas que atiendan los retos relacionados con el agua en la vida diaria. Se  quiere ayudar a quienes trabajan directamente con los pobres y atienden los retos referentes al agua y a la pobreza; también “contribuir a hacer el derecho al agua una realidad para los más vulnerables”. El desafío es no dar por descontado que ya tenemos agua para tomar.  A diario, el uso del agua debe ser visto como un regalo de Dios para compartir con quienes carecen de agua en el mundo.

La guía práctica, como lo expresa en su presentación a los estados y a través de sus 7 secciones, “adopta un enfoque de abajo hacia arriba para resaltar los pasos que los ciudadanos y las comunidades pueden tomar, junto con el gobierno, para dar atención al agua y a los retos de saneamiento."

Las primeras tres secciones inician desde una visión general del agua y los retos de saneamiento enfrentados por los grupos más pobres y vulnerables, explica el rol y las responsabilidades de los gobiernos, que deben atender estos retos e identificar temas claves y buscar la manera de fijar prioridades. Desde la sección 4, da sugerencias de cómo manejar recursos disponibles y urgentes en la comunidad y dar seguimiento a los compromisos de las autoridades; muestra cómo la comunidad puede expresar sus preocupaciones locales en los niveles nacional e internacional.

Esta guía no sólo introduce en el tema del agua y el saneamiento, sino que también plantea retos y cuestionamientos a los que debe responder cada creyente, a través de su estilo de vida, mientras oramos “alabado seas, mi Señor, por la hermana agua, tan útil y humilde, preciosa y pura”.

J. Converset y J. P. Pezzi


The Right to Water and Sanitation: A practical guide (por ahora sólo en inglés) es un documento digital de Franciscans International y WaterLex. Descárguelo gratuitamente en:

www.franciscansinternational.org/fileadmin/docs/Water_manual/FI_WL_The_Right_to_Water_and_Sanitation_-_a_practical_guide.pdf  

Fuente: http://www.jpic-jp.org/75-es.html


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